El pasado 16 de abril falleció el Profesor Emilio Morán, excelente persona, profesor, investigador y divulgador. Emilio participó como ponente en las cuatro primeras ediciones del curso de divulgación ‘Los Avances de la Química y su Impacto en la Sociedad’, impartiendo excelentes conferencias sobre diversos temas: materiales, electroquímica y dispositivos de almacenamiento de energía.
Emilio, te echaremos mucho de menos. DEP.
Emilio Morán durante su ponencia en la primera sesión del curso de divulgación Los Avances de la Química y su Impacto en la Sociedad
A continuación se puede leer un texto escrito por Jesús Prado-Gonjal, estrecho colaborador de Emilio.
Fotografía reciente de Emilio Morán proporcionada por Jesús Prado-Gonjal
Nos ha dejado el Profesor Emilio Morán. Nos ha dejado su eterna sonrisa, sus palabras amables, su bondad, su curiosidad, su entusiasmo, sus inmensas ganas de vivir. Gran investigador, gran profesor y sobre todo maravillosa persona.
¡Qué difícil escribir unas líneas recordando a Emilio! ¡Qué dolor hablar de él en pasado! Tantas y tantas anécdotas y vivencias, tantas horas compartidas con él. Fue mi profesor en la asignatura de Ciencia de los Materiales y en el laboratorio de Química Inorgánica Avanzada de la Licenciatura de Química. Dirigió mi proyecto fin de carrera y mi tesis doctoral. Era codirector de mi grupo de investigación.
Como profesor era fascinante, ¡cómo podía acumular tanto conocimiento! ¡no paraba de hablar! ¡qué capacidad como divulgador! Aún recuerdo cómo nos sorprendía en cada clase. Si le tocaba explicar las distintas formas de los óxidos de hierro, encontraba la oportunidad para hablarnos de cómo las aves son capaces de orientarse utilizando el campo magnético terrestre gracias a la presencia de magnetita en su organismo… y una vez ahí, nadie sabe cómo, lo unía con la mención del hierro en las obras de Homero y acabábamos la lección aprendiendo de química del estado sólido, ornitología, literatura e historia. ¡Así era él! Y siempre resaltando las virtudes de cada uno de sus alumnos, ¡cuántos “Excelentes” no habrá escrito en las memorias de prácticas! Para él los estudiantes son la cantera y hay que cuidarlos. Eso hizo conmigo desde curso 2006/2007 cuando nos conocimos.
Como investigador y experto en síntesis de materiales era un apasionado, y con ese puntito de intuición, fruto de su gran experiencia, que hacía que con ideas sorprendentes lograse obtener el material deseado. Si alguien tenía dudas de como sintetizar un material, Emilio le daba unas cuantas ideas automáticamente. Aún recuerdo la cara de incredulidad que se me quedó cuando durante mi proyecto fin de carrera, y después de unos cuantos meses intentando obtener la fase pura de una perovskita, se le ocurrió que por qué no metíamos los precursores sólidos en ¡un horno de microondas doméstico!… ¡El material se formó! La síntesis asistida por microondas de materiales inorgánicos no moleculares fue una de sus líneas de investigación preferidas en los últimos años. Con toda naturalidad, luego decía que era “serendipia”, como muchos de los grandes descubrimientos. Pero en realidad era algo más, era su capacidad de comprender la química y de jugar con ella. Siempre me sorprendió la capacidad que tenía de escuchar y la libertad que otorgaba a alguien con tan poca experiencia como la mía, para proponer ideas o incluso iniciar líneas de trabajo nuevas. Siempre recompensaba el esfuerzo, siempre palabras positivas y de ánimo para todos. En mi caso, ni siquiera había comenzado aún mi doctorado cuando decidió que debía ir a impartir una conferencia en la Bienal de Química de 2009 en Oviedo, ¡qué grande me quedaba eso, pero él confiaba en mí! Eso sí, ¡qué pesadilla el día antes de dar la charla! Eran fiestas y había un concierto de rock, yo sólo pensaba en mi comunicación oral, pero ¡consiguió arrastrarme al concierto! Otra faceta del gran Emilio, era un “marchoso”. Momentos como éstos darían para escribir unas cuantas páginas: el MRS2013 en San Francisco, donde no dejaba pasar la oportunidad de montar todos los días en el tranvía y disfrutaba como un niño, el último viaje juntos a Grenoble para hacer difracción de neutrones, donde recorrimos la ciudad buscando a unos amigos suyos que hacía más de 30 años que no veía… Esos pequeños detalles definían a Emilio, era imposible no quererle.
No paraba de contarnos los planes que tenía en mente para hacer con su mujer y sus hijas, que eran su gran pasión. Ahora, desgraciadamente se ha ido, de forma muy injusta, y nos deja un gran vacío. Sólo nos queda la suerte de haber podido compartir estos años con él. A pesar de todo, a pesar de la tristeza, estoy seguro de que Emilio nos pondría su sonrisa y nos diría ¡a seguir disfrutando de la vida!
Hasta siempre maestro, hasta siempre amigo.
DEP
Jesús Prado-Gonjal